No importa cuantos bienes materiales pueda tener una persona, si no tiene riqueza en el corazón, ella será pobre. En otras palabras, el dinero y la riqueza son cosas bastante diferentes.
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Una persona puede poseer todos los bienes materiales que siempre deseó: casas, autos, productos caros, ropas, equipos de alta tecnología, etc. Pero si su salud se deteriora con enfermedades recurrentes, por ejemplo, más tarde o más temprano el dinero se termina, y tendrá que vender todo lo que compró; esa persona llegará a la conclusión de que todos sus bienes materiales no valen nada en comparación con la salud. Una persona en esta situación, ciertamente tendrá una visión bastante diferente en cuanto a lo que significa la palabra riqueza.
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Un emprendedor que no tiene riqueza de sentimientos atrae energías negativas y no conseguirá salir de la pobreza; tendrá que terminar sufriendo con enfermedades, emociones negativas y con una intranquilidad anímica que atraerá, irremediablemente, a los males que tiene la vida, como la pobreza, además de otros tipos de amarguras. Un cuadro como ese le pone obstáculos a la riqueza material y muchas veces hace que esa persona lo pierda todo.
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El emprendedor pobre en sentimientos se guía por deseos materiales y exteriores, como el dinero, el status, el poder y la influencia. Lo mueve casi exclusivamente el deseo de lucrar u obtener algún tipo de ventaja ante cualquier oportunidad que se le presente.
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Por más bienes materiales que acumule, un emprendedor de este tipo nunca sentirá que son suficientes. Se transforma en alguien perseguido por lo material. Quien nutre apenas sentimientos relacionados con el dinero y cosas materiales pasa toda su vida sin darse cuenta del verdadero valor de las cosas.
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Si un emprendedor es pobre de sentimientos, obcecado sólo por lo material, puede estar el paraíso rodeado de una naturaleza exuberante, pelo difícilmente tendrá paz interior para poder observar ese paisaje y sentir una real sintonía con el mismo.
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Al contario, un emprendedor con riqueza de sentimientos, tendrá la sensibilidad para disfrutar de todas las delicias y bellezas, como una salida del sol o un atardecer, los cambios de estaciones, las bellezas naturales. Un emprendedor así tiene un corazón rico, y eso lo hace diferente. Ambos pueden mirar el mismo paisaje, pero sólo el que tiene esa riqueza en el corazón sabrá reconocer el valor de las cosas bellas e irá a nutrirse con eso.
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Emprendedores de corazón rico y sentimientos positivos terminan por atraer cosas buenas, entre ellas, la abundancia material. Cuando se deja de poner como prioridad absoluta la obtención de bienes materiales o dinero, se abre el camino para que esas cosas terminen llegando de forma natural, es decir, se transforman en personas que atraen bendiciones como si fueran imanes. Quien se transforma en una persona de estas, nunca será pobre, ya que estará libre de la pobreza.
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La búsqueda de resultados materiales a partir de necesidades del ego y de querer ser servido por los otros, el apego excesivo con el dinero, status, poder e influencia, todo esto deja un corazón pobre y atrae la pobreza material, dejando espacio para las enfermedades y el envejecimiento precoz, dejando a esa persona en una profunda infelicidad.
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Lo opuesto, vale decir estar dispuesto a servir, tener la capacidad de desear la felicidad del prójimo (ya sea clientes, distribuidores o colaboradores), serán actitudes que enriquecen el corazón, abren el camino para la riqueza material, y nos dan salud y longevidad, es decir, nos traen la felicidad plena.